Valdivia ¿una ciudad educadora?

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El propósito de estas reflexiones es un llamado a la conciencia y a la responsabilidad de todos aquellos que nos sentimos valdivianos de corazón, para repensar la forma en que estamos viviendo y construyendo nuestra Valdivia.

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E. SandovalLa caracterización de Valdivia como ciudad Universitaria, impone una serie de desafíos y transformaciones culturales, políticas, administrativas, económicas y sociales que a nuestro juicio, aún siguen pendientes para la capital de la Región de Los Ríos. En este sentido, creemos que la ciudadanía y los municipios son agentes locales y socio-comunitarios de alta relevancia, sin embargo, aún requieren un mayor nivel de implicación y coordinación en los diversos ejes de participación y construcción de la ciudad.

Hablar de Ciudad Educadora involucra diversas posibilidades de desarrollo sostenible y armónico para los valdivianos, movilizando nuestros esfuerzos hacia una nueva y compleja manera de pensar y construir la ciudad, más allá, de sus bondades paisajísticas, gastronómicas o históricas (en lo que nuestra ciudad, es realmente privilegiada, luciendo con orgullo el apodo de la “Perla del Sur de Chile”).

Pero ¿de dónde surge esta perspectiva? Al respecto, la perspectiva de Ciudad Educadora, tiene sus fundamentos en la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948); el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966); la Convención sobre los Derechos de la Infancia (1989); la Declaración Mundial sobre Educación para Todos (1990), la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural (2001) y la Agenda 21 de la Cultura ( aprobada en Barcelona, 2004), respondiendo en paralelo a los desafíos sociales planteados en la Agenda Medioambiental de Río de Janeiro (1992).

¿Qué caracteriza a una Ciudad Educadora? La Ciudad Educadora tiene como propósito fundamental tres ejes: invertir transversalmente en educación, reconociendo las implicancias que esta tiene para los ciudadanos y la sociedad, para que sean capaces de expresar, afirmar y desarrollar al máximo su potencial humano (creatividad, autonomía, libertad, democracia, etc.); favorecer relaciones de igualdad y respeto entre las personas (manteniendo la armonía entre la identidad y la diversidad de los ciudadanos) y por último, de construir una sociedad del conocimiento sin exclusiones, asegurando su acceso y mantenimiento en el tiempo, mediante las alianzas público / privadas y el aprovechamiento del capital humano avanzado existente en Los Ríos (universidades, por ejemplo).

Entonces, ¿cómo visualizamos nuestra ciudad? ¿Existen prácticas democráticas participativas que integren armónicamente los saberes culturales locales? Y si existen ¿Estas prácticas son suficientes?

Después de recorrer la ciudad, observamos elementos que nos hacen dudar del real aprovechamiento de las bondades de nuestra ciudad. Entre ellas: vías peatonales que no contemplan el desplazamiento de personas con movilidad limitada o reducida; ciclovías débilmente señalizadas (y con una masa vehicular, a simple vista, excedida en la capacidad vial de la ciudad); sitios eriazos (privados o públicos) tirados al olvido en pleno centro de la ciudad; homogeneización y debilitamiento del sistema escolar municipal (aprovechando escasamente las modalidades de educación formal, no formal e informal así como las diversas manifestaciones culturales que se producen en la ciudad); escasa armonía en la construcción de edificios, viviendas y/o comerciales en la costanera valdiviana; puntos de reciclaje limitados y con escaso trabajo de concientización (educación ambiental) en la ciudadanía, respecto a la importancia del manejo inteligente de nuestros desechos; protección insuficiente del patrimonio histórico y/o recreativo de la ciudad (existiendo aún personas inescrupulosas, que rayan los torreones españoles presentes en la ciudad; destrucción y/o demolición de viviendas y casas patrimoniales en General Lagos; destrucción y/o mal utilización de las instalaciones deportivo-comunitarias presentes en distintos puntos de la ciudad, que incentivan el deporte y la vida saludable; destrucción y/o alteración de humedales naturales, etc.).

El propósito de estas reflexiones es un llamado a la conciencia y a la responsabilidad de todos aquellos que nos sentimos valdivianos de corazón, para repensar la forma en que estamos viviendo y construyendo nuestra Valdivia. Tenemos la responsabilidad de proteger las oportunidades que nos brinda la Perla del Sur, en aspectos tan básicos como: incentivar en los niños/as y jóvenes el acceso a la oferta educativa, cultural, deportiva e histórica de Valdivia; valorar el paisaje urbano / rural que tenemos; favorecer el derecho a la cultura local; promover activamente la educación para la salud y la participación de todos sus habitantes en buenas prácticas de desarrollo sostenible; construir relaciones basadas en el respeto, la tolerancia, la participación activa, la responsabilidad y el interés por lo público, etc. El desafío está planteado.

[1] Psicólogo. Magíster en Educación, Mención Políticas y Gestión Educativas. Doctor © en Ciencias Humanas, UACH

Correspondencia a: eduardo.sandoval@correo.udc.es  

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