Mujer: ejemplo palpable de fortaleza y constancia

Este 8 de marzo, se recuerda el Día Internacional de la Mujer, en que se nos invita a reflexionar en torno al valor y protagonismo de la mujer, en los diversos ámbitos de desarrollo de la sociedad, reiterando la necesidad de fortalecer el compromiso mundial, por el trato igualitario de la mujer. Sin embargo, y quizás paradójicamente, la gestación de este día, se encuentra vinculado al trágico deceso de aquellas 140 mujeres trabajadoras (la mayoría de ellas, inmigrantes), que perdieron su vida, el 25 de marzo de 1911, en el trágico incendio que afectó a la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist, en Nueva York (Estados Unidos). Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos, y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer (a nivel mundial), puesto que nos recuerda y explicita que el ser mujer, en los tiempos actuales es una tarea tremendamente compleja, difícil y aún, marcada por enormes desigualdades sociales.

[pullquote]

Acabar con el machismo y las desigualdades que afectan a nuestras mujeres, es quizás uno de los desafíos más relevantes que tiene nuestra sociedad

[/pullquote]

Lo anteriormente expuesto, queda reflejado en las innumerables batallas y obstáculos que la mujer ha tenido que sortear, a lo largo de la historia, para defender sus derechos en la sociedad (acceso a la educación superior, el derecho a voto, el reconocimiento de sus derechos laborales, igualdad de género; el combate contra el machismo y la violencia; la regulación legislativa en materias de reproducción y lactancia, apoyo a la maternidad, etc.), evidenciando una vez más, que la “igualdad” o “equidad de género” sigue siendo un desafío pendiente, en muchos países del mundo.

En nuestro país, las mujeres también han debido luchar por el respeto a sus derechos y espacios de participación. Un ejemplo de esto, es el llamado “Decreto Amunátegui” (5 de febrero de 1877), que facultó a las mujeres, a entrar a la universidad. Asimismo, el 13 de abril de 1926, el senado aprobaría el voto femenino para las elecciones municipales; en 1932, nació la Asociación Nacional de Mujeres Universitarias, cuyo fin era extender las oportunidades culturales, económicas, cívicas y sociales de la mujer. Posteriormente, en 1949, bajo la presidencia de Gabriel González Videla, para las elecciones parlamentarias y presidenciales. Todos estos hitos, nos exhiben una realidad compleja, en que las mujeres deben luchar diariamente, por el ejercicio y respeto de sus derechos, desempeñando al mismo tiempo, múltiples roles y tareas (madre, esposa, abuela, hermana, profesional, jefa de hogar, etc.), con un nivel de excelencia, admiración y esfuerzo sorprendente.

Para este año, el lema propuesto por las Naciones Unidas, para el Día Internacional de la Mujer es “Por un Planeta 50-50 en 2030: Demos el paso para la igualdad de género“, reiterando la necesidad de promover y acelerar la Agenda 2030, para el desarrollo sostenible, que impulse decididamente, la aplicación efectiva de un desarrollo sostenible, democrático, igualitario y transformador para hombres y mujeres.

Acabar con el machismo y las desigualdades (sociales, culturales, religiosas, políticas, económicas, etc.) que afectan a nuestras mujeres, es quizás uno de los desafíos más relevantes que tiene nuestra sociedad, en los tiempos actuales; puesto que sólo desde allí, es que podremos construir un nuevo marco relacional, que reivindique y valore la enorme relevancia de la mujer, en el destino de la humanidad y el aporte significativo que ha realizado, en los diversos ejes de desarrollo científico, tecnológico, educativo, afectivo y político. Sin embargo, nos parece necesario plantearnos algunas interrogantes, tales como ¿Qué acciones concretas realiza Ud. cotidianamente, para reconocer y valorar a la mujer que tiene en su entorno inmediato? ¿Cómo potencia el desarrollo de la mujer (a nivel familiar, laboral, cultural o religioso)? ¿De qué manera, propicia las relaciones igualitarias entre hombres y mujeres?.

A modo de conclusión, nos resta desear un saludo afectuoso y sincero, a todas aquellas valientes mujeres que iluminan nuestros días, convirtiéndose en la mejor representación de amor, esfuerzo, entrega incondicional, protección, fortaleza, belleza e inteligencia. Porque son ejemplo palpable de la lucha y la constancia por el respeto y la igualdad, esperamos que los desafíos pendientes que las afectan (brechas salariales por ejemplo), nos permitan avanzar en una mayor protección y valoración de Uds., con reformas políticas efectivas, que reconozcan y potencien su desarrollo y aporte en la sociedad. Porque estamos convencidos de que “una mujer con imaginación, es una mujer que no solo sabe proyectar la vida de una familia y la de una sociedad, sino también el futuro de un milenio” (Rigoberta Menchú).

Eduardo Sandoval Obando[1]

[1] Psicólogo. Postítulo en Sexualidad y Afectividad (U. de Chile). Diplomado en Docencia Universitaria. Diplomado en Salud Familiar (U. de Chile). Magíster en Educación, Mención Políticas y Gestión Educativas. Doctor © en Ciencias Humanas, UACH.

Correspondencia a: eduardo.sandoval@correo.udc.es

20 lecturas