Diputado Berger: Los errores de una fallida descentralización nacional 

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Las políticas nacionales de las últimas décadas han estado contribuyendo a promover la desigualdad territorial y la concentración metropolitana en vez de erradicarla.

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Chile ha fracasado en su aspiración hacia un desarrollo armónico, equilibrado y justo. Así de contundente es la evaluación, tras varias décadas de ejercicio, del modelo de regionalización nacional que tiene ahogadas a algunas zonas del país por la falta de oportunidades, mientras el núcleo metropolitano sigue creciendo desmedidamente agravando la inequidad.

Un dato de muestra: en 1907 Santiago tenía el 10 % de la población total del país. Pero si en la década de los setenta alcanzó 35 %, hoy llega al 40,3 %, con una densidad demográfica de 446,9 habitantes por kilómetro cuadrado, cifra con mucho superior por ejemplo a la Quinta Región con una densidad de 107,3 h/km2, o a Los Ríos con apenas 20,6 h/km2.

Por el otro lado, mientras La RM lidera el Indice de Desarrollo Regional 2016 (IDERE) con un 0,602 % (escala 0 a 1), la periferia está en una amplia desventaja: La Araucanía (0,41), Arica (0,43) y Aysén (0,45) van de colistas; y en el medio, Los Ríos (0,509). Importante si se considera que evalúa la satisfacción en educación, salud, bienestar socioeconómico, actividad económica, la conectividad y seguridad en regiones.

La paradoja de fondo es que mientras el país crece en su globalidad –ello no puede desconocerse a la luz de las cifras de las últimas décadas- , no pasa lo mismo con las regiones, y la primacía del núcleo se acrecienta a raíz de un conjunto de erradas políticas públicas sostenidas en el tiempo. Reflexión clave a tan solo semanas de conmemorar 9 años de la creación de la Región de Los Ríos, punto de partida a mi juicio, de una profunda demanda descentralizadora que, desgraciadamente, no ha encontrado la misma sintonía en el gobierno darle celeridad a cambios. Y las intenciones van quedando, en su mayoría, nada más que en eso, intenciones.

Hay que reconocer, eso sí, algunos avances al menos en lo legislativo como el proyecto de fortalecimiento regional que dota de nuevas atribuciones a los consejeros regionales, o la elección popular del intendente. Sin embargo, estos serán esfuerzos estériles -y meramente decorativo el último ejemplo- si no van a la par del traspaso de mayores atribuciones y competencias reales de decisión sobre todo respecto del gasto fiscal.

Dos pasos son claves a mi juicio para avanzar de verdad y que han estado ausentes hasta ahora en la agenda descentralizadora del Ejecutivo: una Reforma Tributaria Regionalista y diferenciada, y el aumento de la decisión regional en el gasto fiscal. Por mi parte, ingresé dos proyectos en este último aspecto y que se discutirán en los siguientes días en el Congreso: distribución participativa del Fondo Regional para la Iniciativa Local (FRIL) y del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR), que empoderan a nuestras instancias de representación regionales, y  ambos rescatados de las buenas prácticas locales, cosa que destaco del señor intendente y de nuestros Cores.

Al cierre, pertinente resulta la conclusión de los investigadores Miguel Atienza y Patricio Aroca, de la Universidad Católica del Norte, quienes identifican errores, ausencias y debilidades claves  en las políticas nacionales de las últimas décadas que han estado contribuyendo a promover la desigualdad territorial y la concentración metropolitana en vez de erradicarla.

Entre ellas, destacan de forma preocupante el actual modelo dispar de comercio interregional e internacional, que establece limitadas ventanas de entrada/salida desde y hacia regiones, y la mayoría de ellas obligan el paso por la zona central y la capital y polo portuario en la quinta región; la forma de movilidad laboral que incentiva la migración hacia el centro y la conmutación interregional; la tendencia  la concentración tanto de la población como de la actividad económica del Estado; la forma de cálculo y distribución del FNDR; la centralización del gasto público; la concentración del capital humano avanzado; la política monetaria del Banco Central que mide sólo Santiago; y la estrategia nacional para la competitividad que lejos de favorecer el desarrollo de clúster regionales, ha terminado replicando la dependencia del centro.

Otras columnas de opinión pueden revisarse  aquí o en http://www.bernardoberger.cl

BERNARDO BERGER FETT – Diputado de la República

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