Museo de Arte Contemporáneo presenta su temporada 2017 – 2018

La actividad se llevará a cabo este 14 de septiembre desde las 19:30 h en dependencias del museo.

En el marco del sexagésimo tercer aniversario de la UACh, el MAC Valdivia ha desarrollado una propuesta  colectiva compuesta por los trabajos  de 20 artistas que reflexionan en torno a la mujer y su papel en el arte.

“Domo”, que en mapudungun significa mujer, es una exposición que busca generar en el espectador una reflexión íntima a partir de los diferentes trabajos exhibidos por artistas  emergentes, consagradas, locales, nacionales e internacionales. Todas ellas a través de técnicas como el grabado, oleo,  fotografía, instalaciones y objetos dan vida a una muestra sin igual, así lo explicó el Director del Museo, Hernán Miranda. 

La exhibición  que estará abierta al público desde este 14 de septiembre presenta los trabajos de las artistas: Lina Buso, Marcela Cárdenas, Elisa Cordero, Isidora Correa, Soledad Chadwick, Anna Da Sacco, Gabriela Guzmán, Fabiola Hernández, Francisca Jara, Consuelo Lewin, Isabel Santibáñez, Cecilia Flores, Daniela Fuchslocher, Katherine Oñate, Alejandra Prieto, Gabriela Rivera, Jesús Román, Patricia Schüler, Amalia Valdés y Maite Zubizarreta. 

Algunas de las propuestas 

Entre paréntesis de  Cecilia Flores es un  trabajo  que reflexiona acerca del arte popular en la cultura actual y la perdida de la manualidad. Por medio de la técnica del tejido con crin, que tiene una carga relacionada con la artesanía propia sectores rurales, Flores aborda una propuesta en base a una artesanía que ha sido ejecutada desde siempre sólo por mujeres que traspasaban su conocimiento de madre a hija. Este hecho es enfatizado  en su trabajo mediante la representación de la típica campesina chilena y que ,debido a la falta de oportunidades,  se ha visto forzada a ir renunciando al estilo de vida que habilitaba el trabajo manual como pilar de su sustento, debilitando y minimizando la producción de artesanía. 

De igual forma, la artista señalo que estas instancias de exposición son muy positivas y deben repetirse. “Me gustaría que este tipo de exposiciones se repitieran de tal manera que algún día no fuese necesario que existan. Es decir,  que no haya sexo que nos divida, que las categorías en este ámbito no nos definan como mejores o peores seres humanos y que no exista conflicto o privilegio alguno por ser mujer”.

Paisaje en círculo rojo y azul I, II, III, IV, de Soledad Chadwick, a través de cuatro collages rescata por medio de la fotografía reflejos de luz del mar de la zona central, en distintos momentos y horas del día. Estos se insertan dentro de un orden de formas geométricas, círculos, con los materiales y cromatismo del mundo actual.

La artista explico que con sus obras busca capturar reflejos de luces sobre el mar a distintas horas del día, que luego de un trabajo de troquelado se depositan sobre una superficie de plexiglas. Esta flota sobre un soporte de madera y logra la transparencia con el plano de color de atrás. “En mis trabajos hay una búsqueda por enaltecer la maravilla de la naturaleza ligada a una versión de la geometría y el cinetismo muy en la era del mundo digital. Además, exponer con mujeres significa aportar y participar a través del arte, de la mirada femenina sobre los distintos aspectos de la realidad, que incluye nuestro entorno y medio ambiente, lo social, lo político, la naturaleza, lo espiritual y otros.

Santas de Elisa Cordero, es una  obra hace referencia a una polaridad de la mujer dentro de la sociedad. Por una parte está el “deber ser”, donde ella cumple el rol de una mujer sacrificada que es buena esposa, buena madre y buena profesional y por otra, su parte negada o escondida, que dice relación con una rebeldía a ese rol impuesto históricamente por la iglesia y el machismo. 

Homenaje al Pomelo – Homenaje al color manguera de Fabiola Hernández. Se trata de  dos instalaciones que dan vida a un tapiz de tijeras anudadas con alambre, las cuales plantean un paradoja  a modo de investigación desde   la construcción de un textil, con el objeto que lo destruye generando  variaciones de forma, color y densidad.  Estas obras pertenecen a varios intentos de visualizar este concepto  por parte de  la artista quien ha desarrollado una colección de tapices de tijeras durante sus años de creación.  

Esquemas de infancia de Katherina Oñate, surge como una crítica a los modelos educativos tradicionales que plantean la rígida imposición de esquemas o normas de conducta, aprendizaje y vestimenta, lo que homogeniza, estandariza el cuerpo y la identidad del individuo. A través de la técnica de la serigrafía y su posibilidad de copia de una imagen sobre distintos soportes, la artista busca encarnar el acto del sujeto sometido a una repetición, memorización y a una copia de un contenido. Las imágenes utilizadas en la obra fueran obtenidas de silabarios y revistas de corte y confección con el fin de realizar una alegoría de la norma o patrón impuesto. Finalmente la obra cuestiona un modelo hegemónico que pretende imponer verdades absolutas, en desmedro de la subjetividad de cada individuo.

Obediencia-Disidencia Nº 2 de Francisca Jara es una propuesta de fotografía digital que por medio de un ejercicio de acumulación de imágenes y transición la artista  intenta aludir a la imposibilidad de mantener el sentido original de la obra. “Son prácticas artísticas basadas en principios de vinculación y dinamización social, al momento de forzar su emplazamiento a modo de dispositivo en el espacio institucional del museo”, aclaró.

Bestiario, es un proyecto fotográfico (autorretratos) en los que la artista, Gabriela Rivera, construye y se envuelve con máscaras que representan bestias contemporáneas. “Me baso en apelativos utilizados en el lenguaje cotidiano para denigrar a mujeres en los que la palabra rebajante está elaborada con un nombre de animal real o de fantasía, ya sea perra, zorra, víbora, mosca muerta, etc. La materialidad con que confecciono las máscaras son pieles, vísceras y entrañas de animales (pollo, vacuno, pescado y cerdo)  considerados de consumo alimenticio”, indicó. 

Alas de Cartón, es la propuesta  de Anna Da Sacco, quien a través de fotografías reflexiona sobre la  infancia como un territorio desconocido, mágico y misterioso. Los sueños, la vulnerabilidad y el juego que transforma el miedo. “La fantasía de un reino sin medidas, sin tiempo ni fronteras, un mapa dibujado en la mano, el lugar a donde llegar, una caja de cartón con alas para viajar a las estrellas”.

Contra Fuerza de Isidora Correa son fotografías digitales de  impresión inkjet y puntales de madera los cuales dan vida a una instalación que se compone de una serie de imágenes  que registran restos de materiales de construcción que fueron parte de edificios y casas demolidas para construir grandes autopistas en la ciudad de Buenos Aires. Aquí la artista construye un equilibrio paradojal entre las fotografías y los objetos, en donde el papel que soporta la imagen y el objeto fotografiado se percibe con un mayor peso físico que los puntales que lo sostienen,  invirtiendo así las relaciones de fuerza.

Encajes de Amalia Valdés son pinturas de acrílico sobre tela de pequeño y gran formato, donde la intención es obtener la máxima de combinatorias en cuanto a la disposición y el desplazamiento de un triángulo rectángulo en el soporte; restringido por una cuadrícula ordenada. “Me interesa trabajar con la geometría porque tiene un lenguaje simple y complejo a la vez. Hay una relación directamente matemática con todo nuestro entorno. Me llamo la atención  cómo a través de formas simples se pueden generar espacios volumétricos y muy diversos entre sí, dándome cuenta que al construir a partir de este triángulo, el trabajo y la variación de formas era infinita.

Espejo carbón IV de Alejandra Prieto forma parte de la  propuesta denominada Reflections in the dark donde por medio del  carbón mineral traen a la superficie aquello que está escondido a la vista, oculto en los objetos del glamour o en los signos y marcas que confieren estatus y eficacia simbólica en las sociedades contemporáneas.

Las Palmas y Copacabana son algunas de las fotografías y montaje digital que la artista  Maite Zubizarreta presenta. Esta serie de imágenes intervenidas analizan la modernidad arquitectónica en Latinoamérica, lo cual surge de una investigación en torno a ciertos edificios seleccionados por tratarse de  construcciones realizadas durante las décadas del 50, 60 y 70 en la ciudad de Santiago y Viña del Mar.

La exposición estará abierta al público hasta el 7 de octubre y podrá ser visitada de martes a domingo entre las 10 a 18 h.

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