Convenio Infor-Cetma UDEC forma extensionistas para la industria de aserrío

  • La iniciativa, que tiene duración de un año, cuenta con financiamiento del Comité de Desarrollo Productivo Regional del Biobío.

Formar profesionales que lideren el proceso de cambio, nivelación y transferencia en certificación de calidad en madera estructural es uno de los objetivos que persigue el convenio firmado entre el Instituto Forestal (INFOR) y la Universidad de Concepción, a través de su Centro de Extensionismo en Manufactura (CETMA) y que lleva seis meses ejecutándose. Son cuatro los funcionarios, capacitados en distintas áreas, que buscan transformarse en futuros extensionistas.

Álvaro Sotomayor, gerente Sede Biobío de INFOR, sostuvo que se detectaron diferentes brechas tecnológicas en los aserraderos que proveen de madera aserrada a la construcción, así como la falta de quien les enseñe los procesos de mejora. 

“Por eso, en base al financiamiento del Comité de Desarrollo Productivo Regional del Biobío y con la ayuda de la Universidad de Concepción, INFOR, organismo adscrito al Ministerio de Agricultura, ejecuta este proyecto para capacitar extensionistas, para que ellos vayan a los aserraderos y les enseñen a los profesionales y técnicos, incluso a los dueños, el cómo debieran ser esos procesos de mejora: cómo distribuir los equipos en el aserradero, cómo mejorar el aserrío, cómo funciona la mantención de máquinas y equipos, cómo secar la madera para sea usada en la construcción, si está bien impregnada o no, en fin, si cumple con los grados estructurales que son necesarios para usarla en la construcción” explicó.

Extensionismo

¿Pero qué es el extensionismo? Para el director del CETMA UdeC, José Antonio Carrasco, es “transferir conocimiento, extenderlo a las empresas pequeñas”. A sus palabras se suman las de Marcelo Finsterbusch, jefe Desarrollo de Negocios de la misma institución, quien dijo “es un acompañamiento técnico permanente para las empresas, donde el extensionista entiende y comprende el proceso productivo de la Pyme y trata de ayudarla técnicamente con los expertos que tiene el centro”.

El convenio contempla tres etapas: seis meses de instrucción a los ingenieros civiles en industrias de la madera, Valentina Ulloa, Cristhofer Carrasco, Marco Antonio Fernández; y el ingeniero en mantención industrial, Rubén Escobar, en temas como modelo de diagnóstico de brechas, estimación de impactos preliminares, criterios en la toma de decisiones, por mencionar algunos.

Una segunda fase, en ejecución, implica la visita a los aserraderos para evaluar y proponer mejoras, finalizando una tercera parte con cuatro talleres o jornadas provinciales de sensibilización para las pymes regionales del área.

Si bien es cierto, los profesionales aseguran que no conocían el concepto de extensionismo, coincidieron en que es una gran oportunidad para la pequeña y mediana empresa del aserrío y destacan la buena acogida por parte de los empresarios.

Rubén Escobar, agregó que han identificado opciones de mejoras “que ellos (pymes) no las visualizan porque están insertos dentro de un proceso, preocupados de otras cosas. Entonces, no se fijan que pueden corregir mucho la calidad de su producto, y es nuestra tarea encontrarlas, planteárselas, para que decidan y puedan implementar”.

Asimismo, concordaron que entre las inquietudes que les han planteado, se encuentra la poca demanda por madera aserrada estructural en el área geográfica de interés del proyecto del Biobío. “Sostienen que los procesos productivos de los aserraderos más pequeños no cuentan con los equipos necesarios para producir madera estandarizada. Un ejemplo: no tienen cámara de secado” argumentó Cristhofer Carrasco.

Cambio de mentalidad

Un dato significativo es que, durante el 2015, del total de viviendas autorizadas a los sectores públicos y privados, solo el 18,1% utilizó la madera como material predominante en los muros, muy por debajo del 90% de Canadá y Estados Unidos y del 75% de Nueva Zelanda, Suecia y Finlandia.¿

Según Gonzalo Hernández, Coordinador del Área de Tecnología y Productos de Madera de INFOR, la explicación sería que a la madera se le considera como un material de construcción alternativo y la percepción de ella por parte del común de la gente es muy bajo, algo que no ocurre con países desarrollados. “Es allí donde entra la labor que debemos jugar como extensionistas y que es apoyar a los aserraderos para que generen madera de calidad” puntualizó.

Esto se lograría cuando el material cumple una serie de requisitos como dimensiones uniformes, tanto en el ancho como el espesor; contenido de humedad; grado estructural; y preservación en el evento que sea necesario.

El desafío supone un cambio de paradigma y de acuerdo con lo que planteó Álvaro Sotomayor “necesitamos demostrar que cuando hablamos de una casa de madera, nos referimos a una vivienda cálida, acogedora, duradera, segura para sus habitantes, que cumple con todos los requisitos normativos que establece la legislación chilena”.

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