Hoy el habitual conflicto urbano llamado campamento levanta una acción que demuestra el compromiso que tienen los vecinos con su futuro y con el crear una mejor ciudad.
En la región y con especial fuerza en la capital regional se han observado diversos conflictos y diferencias de opinión respecto del uso del espacio urbano, entre ellas; los puentes, los humedales, las vías urbanas, los residuos, la falta de equipamiento, por mencionar algunos. Lo interesante de los conflictos urbanos es que permiten levantar voces y dejan en evidencia que los ciudadanos son más que necesarios en la confección de la ciudad desde el plano de la denuncia, pero también desde el compromiso.
En materia de contextos urbanos vulnerables, barrios y campamentos, nos habituamos a escuchar que los conflictos se enmarcan en críticas y llamados a acción de parte de los dirigentes a los gobiernos por causa de las carencias, problemas de infraestructura, compromisos incumplidos o conflictos internos. Este no es necesariamente un mal modelo, pero cuando se hace tendencia es que se percibe muy cercano al clientelismo.
En materia de campamentos es quizás donde más asistencia de parte de los organismos públicos se siente, pero esto es una visión parcial pues desde un origen estos asentamientos se caracterizan por la autogestión y hoy es cuando esta cualidad se hace manifiesta en torno a la posibilidad cierta de tener una región sin campamentos. Hoy el habitual conflicto urbano llamado campamento levanta una acción que demuestra el compromiso que tienen los vecinos con su futuro y con el crear una mejor ciudad, así desde diversos campamentos de Valdivia, San José de la Mariquina y en colaboración con TECHO-Chile, se han levantado mesas territoriales de trabajo las que orientaremos a una gran instancia regional, donde desde los pobladores se realicen las estrategias de término para cada asentamiento.
Junto con la alegría que significa el tener este avance, en el cual se trabaja desde el 2014, es necesario reconocer las preocupaciones y generar algunos llamados a fin de que esto no se quede en intenciones. En primer lugar desde las municipalidades y el Ministerio de Vivienda y Urbanismo a través de su Programa Campamentos se debe avanzar en torno al empoderamiento de las comunidades, esto quiere decir la acción de dar poder e instalar capacidades decisivas en los líderes y sus representados, abandonando las lógicas piramidales, individualistas y asistenciales. Podemos recomendar como primera acción el que se vinculen con las mesas territoriales de los campamentos y se sienten a escuchar a las comunidades, participando periódica y sistemáticamente.
Sin duda la ciudadanía puede tomar potencia en la definición de sus lugares y esto se vuelve deseable pues se va desarrollando afecto y pertenencia. Hoy la señal que dan los campamentos con sus mesas territoriales es la de querer ser urbanistas de sus espacios, creando instancias de diálogo que lo hacen posible. Creemos firmemente que esta iniciativa gesta un ejemplo en materia de urbanismo participativo, humano y sostenible. La invitación está abierta.
Daniel Muñoz Velásquez
Director Regional TECHO -Chile en la Región de Los Ríos
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