Vivimos en un país que dejó de ser pobre; sin embargo, mantiene en esta condición a muchos de sus habitantes porque no quiere dar un paso hacia la justicia.
Los ya casi veinte años de TECHO-Chile nos han dejado cuantiosas experiencias en el trabajo con familias y organizaciones de campamentos. Hemos comprendido las variables que causan y profundizan su contexto vulnerable. Es en este sentido sabemos lo nocivas y contraproducentes que pueden llegar a ser ciertas acciones, que a primera vista buscan mejorar las condiciones de las familias.
Así, es importante dejar de lado la idea de que las familias de campamentos son sujetos de caridad y que su situación se ve favorecida con regalos, pues estos no van más allá de lo inmediato. Basar acciones consecutivas en donaciones y obsequios no hace más que profundizar la dependencia de los contextos de pobreza. Los regalos quitan dignidad, profundizan la pobreza. Es mejor y más trascendente el trabajo en común, la entrega de tiempo y el buscar la organización como medio de autosuficiencia.
Los campamentos ya no esperan caridad por parte de la sociedad, sino oportunidades en un país que las tiene a montones pero no para todos. Chile hoy no carece de medios para revertir la situación de los campamentos. Vivimos en un país que dejó de ser pobre; sin embargo, mantiene en esta condición a muchos de sus habitantes porque no quiere dar un paso hacia la justicia.
Tengamos cuidado antes de entrar de lleno en campañas políticas y desinstalemos la idea del regalo reemplazándola por entregarnos como personas a construir ciudades y territorios más justos. Evaluemos nuestras acciones y las de nuestros candidatos desde la óptica de la trascendencia, de los cambios efectivos, concretos y el compromiso con las políticas públicas que deben ser mejoradas.
Daniel Muñoz Velásquez
Director Regional de TECHO-Chile en Los Ríos
2 lecturas