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Este día los sujetos que habitualmente asociamos a la caridad, a las problemáticas sociales y a la marginalidad, se convirtieron en protagonistas de grandes propuestas, claras y contundentes respecto de cómo mejorar la ciudad dándonos un ejemplo de compromiso y ciudadanía.

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El pasado miércoles 8 de junio en el auditorio de la escuela de arquitectura de la Universidad Austral de Chile se realizó un evento que nos llenó de emoción y alegría. En este lugar donde habitualmente se celebran exámenes de grado, seminarios y charlas de reconocidos expositores, se presentaron cuatro directivas de campamentos de las comunas de Río Bueno, Valdivia y San José de la Mariquina, quienes desde abril están elaborando proyectos de infraestructura comunitaria tendientes a mejorar las condiciones en las que viven y favorecer la organización de sus vecinos.

Este día los dirigentes defendieron ante una comisión la posibilidad de materializar sus sedes sociales y dejaron en claro que son comunidades con capacidades de sobra, con claridad respecto a sus problemáticas, con anhelos de superación y con una impactante fuerza de trabajo.

Me llena de alegría este hecho porque es el tipo de acontecimiento que transforma nuestra manera de entender una sociedad marcada por los prejuicios. Este día los sujetos que habitualmente asociamos a la caridad, a las problemáticas sociales y a la marginalidad, se convirtieron en protagonistas de grandes propuestas, claras y contundentes respecto de cómo mejorar la ciudad dándonos un ejemplo de compromiso y ciudadanía.

En un contexto que ignora a quienes viven en campamentos, que rechaza los proyectos de viviendas sociales porque –se supone– empeoran los barrios y que solo sabe de caridad ocasional, no podemos pasar por alto lo que nos enseñaron estas cuatro comunidades que lo único de lo que carecen es de oportunidades.

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