Glaciólogo de INACH sobre la plataforma Larsen C en Antártica: “El riesgo es que la pérdida de esta sección podría involucrar una inestabilidad del resto de la plataforma”

El Dr. Ricardo Jaña apunta a que este tipo de procesos de debilitamiento y fractura en las plataformas hielo se encuentran vinculados al aumento de la temperatura del aire y de los océanos por la actividad humana. 

Mantiene una fractura de casi 200 kilómetros de extensión y según los científicos a nivel mundial, solo quedarían unos 13 kilómetros de hielo unidos al Continente Blanco para que finalmente se desprenda un témpano de grandes dimensiones en la barrera de hielo Larsen C, ubicada en el sector oriental de la península Antártica.

El trozo de hielo que se desprendería tiene una dimensión aproximada de sobre 5.000 kilómetros cuadrados. El Dr. Ricardo Jaña, glaciólogo del Instituto Antártico Chileno (INACH), explica que es un evento fascinante y que hoy se puede apreciar este fenómeno y darnos cuenta de lo que sucede gracias a que se puede contar con buenas imágenes satelitales radar, sensores que son capaces de observar a pesar que se está en una época de mayor oscuridad debida al otoño polar.

“Estamos en un punto muy cercano a que se complete este trazado y se desprenda el témpano. Siempre es difícil predecir cuándo esto va a ocurrir exactamente, puesto que solo lo estamos mirando desde el espacio y cuesta tener un monitoreo más preciso. Nos encontramos en un escenario en que la fractura está alcanzando su extremo más al norte, dando un giro hacia el Mar de Weddel, faltando alrededor de unos 13 kilómetros para llegar hasta el borde de esta plataforma”, añade Jaña.

El investigador del INACH apuntó, además, que el hielo de una plataforma, es hielo de origen terrestre que proviene del interior del continente donde se mueve desde las zonas altas hacia la costa y que en el punto en que la roca sobre la que fluye se sumerge en el mar, comienza a flotar. “Esta extensión de hielo flota por unos cientos de kilómetros y se desprende finalmente en los bordes. Estamos hablando de una fractura bastante mayor de lo normal y el peligro de esto es que la pérdida de esta sección podría involucrar una inestabilidad del resto de la plataforma, tal como ocurrió en los años 2002 y 2003 con la plataforma  Larsen B ubicada más al norte. Cuando una parte de ella se fracturó, todo el resto de la plataforma colapsó, desintegrándose en el transcurso de pocos días”.

El principal efecto que puede suceder al fracturarse un sector del frente de la plataforma, es que se acelere la velocidad de flujo del hielo que se encuentra más al interior de la plataforma. Al desaparecer una porción que actúa como un verdadero “tapón”, todo podría fluir más rápidamente y así, se aumente la contribución  al aumento del nivel medio del mar. “El hielo que flota ya ha desplazado su volumen y ya ha contribuido al aumento del nivel medio del mar, pero si no existe un freno, nuevo hielo caerá al mar de forma más rápida”.

El especialista subraya que existe mucha evidencia de que este proceso de debilitamiento y fractura en las plataformas de hielo se encuentra vinculado a la acción del hombre por el aumento de la temperatura del aire y de los océanos por la actividad humana y aumento de emisiones de gases de efecto invernadero. “Hoy en día existe un convencimiento de que la actividad industrial de nuestra sociedad está provocando cambios que están sobre los cambios naturales. Un ejemplo de lo anterior son los efectos que podemos observar en los glaciares de montaña y los de Antártica, que están haciendo que estos reaccionen con este tipo de fenómenos como que el observamos. Algunos estudios nos demuestran que el derretimiento de esta plataforma proviene desde la base, es decir, desde el océano que se encuentra más caliente en términos comparativos a lo que era en décadas pasadas. Además, se debe hacer referencia al aumento de la temperatura del aire, que ha provocado que se compacte la nieve que cubre esta plataforma. Podríamos hablar de un doble adelgazamiento”, expresa Jaña.

“Inexorablemente, en las próximas semanas, seremos testigo del desprendimiento de un nuevo témpano gigante que permitirá observar cómo se desplaza y cuánto años y meses demoran en desaparecer los fragmentos, cuando se desplacen navegando hacia las aguas más cálidas del norte”, puntualiza el glaciólogo Ricardo Jaña.

0 lecturas