Las lecciones de la Primaria. Por Bernardo Berger Fett, Diputado de la República

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En Los Ríos hubo 36 mil 945 votantes, o sea, el 11,5% del padrón habilitado para sufragar. Importante cifra si se tiene en cuenta que en la elección municipal de 2016 sólo se alcanzó un 8%.

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Es reconfortante para el espíritu nacional el resultado de las Primarias. Contra todo pronóstico y más allá de quienes ganaron, la masiva asistencia a las urnas el domingo superó hasta las más temerarias expectativas.

Fueron 1 millón 800 mil compatriotas que se expresaron a través del sufragio, y 1 millón 325 mil lo hicieron por ChileVamos. Además se superó con creces la Primaria de 2013 en que llegaron 808 votantes.

Tanto en ChileVamos como en el Frente Amplio -los únicos dos conglomerados que se atrevieron a la participación ciudadana-, el mayor temor era que la gente no llegara a votar. El fútbol, el frio, la lluvia y la desidia con la cuestión cívica, la política y los partidos, eran factores de riesgo que se ponderaban.

Sin embargo, el electorado se expresó claramente a la hora de marcar la papeleta. Así quedó demostrado en Los Ríos donde hubo 36 mil 945 votantes, o sea, el 11,5% del padrón habilitado para sufragar. Importante cifra si se tiene en cuenta que en la elección municipal de 2016 sólo se alcanzó un 8%.

En síntesis: En Los Ríos se impuso sin dudas el candidato oficial de RN y del pacto Sebastián Pïñera con 62,10% seguido muy de lejos por Ossandón con 23,08%. Meritorio lo de Kast que con partido recién conformado logró en la región un 14,81%.

Pero más allá de cifras, estas Primarias dejan algunas señales. Que la comunidad está deseosa de cambios y los exige con fuerza. No quiere más del oficialismo que nos ha conducido por reformas mal hechas, ideologización añosa y amiguismos. Pero la baja participación en el Frente Amplio indica que tampoco quiere el camino de la radicalización que ese sector propone.

Segundo: Que la gran derrotada ha sido la Nueva Mayoría, enredada en los modos del “cura Gatica”, ese que predica pero no practica; la que se sustrajo de los procesos democráticos y que continúa entrampada en una suerte de guerra de tronos pero sin ofrecer nada concreto a Chile salvo dolores de cabeza.

Y finalmente, que se impuso quien mejor garantiza lo que el país quiere: retorno a la razón, a la lógica del esfuerzo, al crecimiento económico y la equidad social; sin retroexcavadoras ni sectarismos. Y en ese camino, Chile quiere darle un segundo tiempo a Sebastián Piñera.

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