“Imaginamos que la Antártida es un área natural y pura. Lamentablemente estamos equivocados.La contaminación, el cambio climático y la pesca industrial de krill están dejando una huella en el continente blanco. Los resultados que hoy conocemos con este informe muestran que los hábitats más remotos de la Antártica están contaminados con desechos microplásticos y químicos peligrosos”, señaló Estefanía González, coordinadora de océanos de Greenpeace.
Los análisis de laboratorio de muestras de agua y nieve recolectadas durante una reciente expedición de tres meses de Greenpeace a la Antártica, la que fue liderada por el rompehielos Arctic Sunrise de la ONG ambientalista, han revelado la presencia de microplásticos y químicos en la mayoría de las muestras analizadas.
Hay relativamente poca información acerca de microplásticos en aguas del Océano Antártico y este análisis revelado por Greenpeace aporta información nueva y valiosa respecto de la presencia y el estado de dicha contaminación en una zona que pareía estar libre de polución.“Durante nuestro recorrido por la zona nos encontramos con todo tipo de desechos de la industria pesquera en la Antártica. Habían boyas, redes y lonas hundidas entre icebergs. Era muy triste de ver. Las quitamos del agua, pero queda muy claro que necesitamos mantener este área fuera de los límites de la actividad humana si es que queremos proteger la increíble fauna de este ecosistema”, explicó Frida Bengtsson, de la campaña Protege la Antártida de Greenpeace.
“Se ha encontrado plástico en todos los rincones de nuestros océanos, desde la Antártica hasta el Ártico. Incluso en el punto más profundo del océano: la Fosa de las Marianas. Necesitamos actuar de manera urgente para reducir el curso del plástico hacia nuestros mares y por eso requerimos reservas marinas a gran escala, como un enorme Santuario en el Océano Antártico, iniciativa que cuenta con el apoyo de más de 1.6 millón de personas y que busca proteger la vida marina y nuestros océanos para las futuras generaciones”, dijo Estefanía González
La investigación de Greenpeace se realizó de enero a marzo de este año e incluyó inmersiones submarinas. Todo, en el contexto de una iniciativa que busca crear el mayor santuario marino del mundo, una enorme extensión de 1.8 millones de kilómetros cuadrados que equivale a cinco veces el tamaño de Alemania.
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