¿Quién no conoce adultos de más de treinta años que aún viven con sus padres y que no recogen ni el plato del cual se sirvieron? pues bien, eso se debe a un error de los padres y adultos en general al subestimar a los niños cuando son pequeños, a creer que son incapaces de ejecutar ciertas acciones.
Los niños desde muy pequeños intentan hacer cosas por sí mismos y tienen un deseo natural por aprender, es decir, en su fuero interno buscan ser autónomos, ya que esto los hace sentir capaces, más seguros y preparados para afrontar retos cada vez más grandes.
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“Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”
(Pitágoras)
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En esto los padres y adultos son un factor clave para motivar o, por el contrario, destruir el interés por aprender a hacer las cosas por sí mismos. Quienes han trabajado la autonomía desde temprana edad, logran tener hijos más seguros y confiados.
Algunos ejemplos de los errores más comunes que cometen los padres y que van apagando en los niños el deseo de ayudar y lograr hacer las cosas por sí mismos tienen relación con intentar demostrar su amor haciendo las cosas por ellos, subestiman las capacidades e interés de los niños, por lo que se les permite hacer las cosas más adelante, “cuando sean mayores”.
Ahora bien, cómo podemos revertir esta situación y educar niños autónomos:
Se les debe enseñar a hacer las cosas mientras les resulte interesante aprenderlas. Los niños sienten curiosidad natural, sobre todo cuando una actividad les resulta difícil quieren intentarlo por ellos mismos, quieren ayudar a lavar la loza, quitan la escoba para barrer, son imitadores innatos. En lugar de apartarlos y decirles que no saben o que es muy difícil, se puede aprovechar cualquier momento de interés en una tarea doméstica para mostrarles, con mucha paciencia, cómo se hace.
Es necesario desglosar las tareas domésticas en etapas que ayuden a los niños a aprenderlas fácilmente. Para un niño no hay nada más sencillo que dividir una gran tarea en varias pequeñas y aprenderlas de manera escalonada, por ejemplo, ¿cuáles son los pasos para hacer una cama?, ¿cómo se dobla una polera paso a paso?, etc. Entre más específicos y metódicos sean cada uno de los pasos, más fácil les resultará aprender a hacer la tarea.
Hay que demostrarles confianza en que serán capaces de hacerlo. Se debe tomar conciencia de lo que pensamos acerca de los niños, sin criticarlos porque son muy lentos o porque algo no le queda a la perfección. Se debe aprender a confiar en que, tenga la edad que tenga, un día aprenderá a hacerlo bien, si lo practica y se le ayuda a hacerlo.
Demostremos cuánto valoramos sus esfuerzos. Quizás no logre hacer bien las tareas en una primera instancia, pero es necesario fijarse en pequeños detalles que han estado bien y siempre animar a que continúe practicando.
Finalmente, conviértete en un modelo a seguir. Los niños aprenden incluso cuando no les estás enseñando. Que ellos vean que tomas decisiones y que, a veces, las cosas no salen como uno quiere sin hacer un drama de ello, es un buen aprendizaje.
Podemos comprobar que las claves para educar niños autónomos, no son complejas. Es necesario ser paciente y persistente, pues los niños tienen tendencia a la desconcentración por su corta capacidad de atención; sin embargo, con cariño y perseverancia se logrará formar niños seguros, felices y autónomos.
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