Investigadores de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh, CONAF, empresa socias de la Cooperativa de Mejoramiento Genético Forestal, y otros privados apuestan por potenciar el bosque nativo con este híbrido.
Así al menos lo cree un equipo de académicos de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh y la Cooperativa de Mejoramiento Genético, que desde fines de 2017 se embarcaron en una investigación que busca aprovechar las mejores propiedades de ambas especies.
La idea es ampliar la oferta de especies arbóreas nativas, ya que en la mayoría de los casos estas plantas son costosas y no tienen ninguna consideración genética en cuanto a aspectos mínimos de adaptabilidad, como ocurre con el raulí y muchas otras.
El profesor de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh, Dr. Fernando Droppelmann, quien encabeza este proyecto FIA (Fundación para la Innovación Agraria) explica que se trata de un proceso natural porque “donde crece raulí y roble en conjunto, se ve que aparecen estos híbridos” y de “ahí tomamos la idea de replicar este proceso natural en vivero”, sostiene.
El académico agrega que “son especies súper interesantes y tienen un potencial de desarrollo por cuanto uno puede combinar en el híbrido las mejores virtudes de ambas especies, propagarlos vegetativamente y probar su comportamiento”.
El resultado: un árbol que produce una madera durable, de alto crecimiento y de buena apariencia como el raulí; y con una amplia distribución, gracias a la adaptabilidad a distintas condiciones de suelo que ofrece el roble.
“Siempre se habla de diversificación, pero para poder hacerlo hay que disponer de plantas de buena calidad, de precio razonable, que permitan desarrollar proyectos forestales competitivos (…) creo que, luego de realizar todas las pruebas, esta será una opción real para ser plantada masivamente”, afirma Droppelmann.
Al respecto, los expertos recuerdan que más del 85% de las plantaciones se han realizado sobre suelo degradado en su uso agrícola anterior.
¿Cómo masificar estos cultivos nativos?
El proceso comienza con la selección de plantas híbridas en diversos viveros y sigue con la verificación mediante un protocolo de identificación morfológico, respaldado además por marcadores de ADN en todos aquellos casos en que existe la duda del hibridaje.
Posteriormente viene una etapa de propagación vegetativa de los híbridos que serán probados en distintas condiciones de suelo, y elegidos considerando las mejores características de crecimiento y calidad de madera. De esta forma, se podría contar con una población de ejemplares híbridos roble-raulí, por ejemplo, en el Valle Central de Chile, donde el raulí puro no logra desarrollarse adecuadamente.
Fernando Droppelmann anticipa que en el 2021, transcurridos cuatro años del proyecto, “vamos a estar plantando los primeros 150 híbridos en ensayos clonales ubicados en diversos sitios. Pero tenemos una meta de identificar un mínimo de 1.200 árboles híbridos, por tanto van a ser 1.200 clones que estarán en ensayos clonales en el mediano plazo”, destaca el facultativo.
Para los investigadores, este híbrido tiene un amplio potencial como materia prima por lo que la proyección es disponer de una masa importante capaz de sustentar un sector industrial de alto valor. Por ello, apuestan que después de 10 a 15 años, una vez iniciadas las plantaciones de los árboles roble-raulí, se genere una nueva industria asociada a la transformación de la madera.
El proceso en vivero
Mauricio Leonelli, gerente y socio mayoritario del vivero Piedra del Águila, participa en este proyecto de investigación. Explica que en este vivero se preparan las plantas madres para estimular la generación de brotes y obtener material para enraizar y con ello producir plantas para proyectos de enriquecimiento de bosque nativo”.
Agrega que estima que por cada 1.000 plantas de raulí solo 1 ejemplar presenta características de híbrido “y considerando que tenemos una producción promedio por años de raulí de semillas de 200.000 plantas, es decir 200 plantas madres por año, esperamos obtener por lo menos 25.000 plantas híbridas en cuatro años para ser comercializada entre nuestros clientes”.
Como integrante de la Cooperativa de Mejoramiento Genético, Forestal Arauco ha participado de las revisiones permanentes de los avances del proyecto y las definiciones técnicas que se requieren.
Claudio Balocchi, jefe Grupo Genética de Bioforest de Arauco, dice que “los principales desafíos son el desarrollo de un paquete tecnológico que permita el desarrollo y evaluación de estos híbridos desde los estudios fenológicos, cruzamientos y generación de clones para la evaluación de campo”.
Agrega que “el cultivo de especies nativas permite darle valor al manejo del bosque nativo degradado y enriquecer las zonas de restauración, generando una opción de cultivo forestal con especies nativas de alto valor”.
En Chile existe 14.4 millones de hectáreas de bosque nativo. El mayor porcentaje de ellas presenta algún grado de erosión. “Si pensamos en el género nothofagus, por ejemplo, la apuesta por la estrategia de plantación de híbridos podrían enriquecer aproximadamente 1.600.000 hectáreas en que participa raulí y roble, pudiendo forestar otras 840.000 hectáreas. “Parte importante de estas superficies pueden dar cabida a estos híbridos de roble- raulí”, destaca el profesor Droppelmann.
La exitosa experiencia de Brasil
Un rol relevante en este proceso investigativo lo ha tenido el ingeniero forestal brasileño y experto en mejoramiento genético y propagación, Teotonio de Assis, quien apoya aspectos metodológicos de propagación vegetativa.
La experiencia brasileña en el desarrollo de híbridos de eucalipto, especie introducida, es exitosa. Según Fernando Droppelmann actualmente existe una superficie plantada de eucalipto urograndis, (cruzamiento grandis y urophylla) superior a las 5.600.000 hectáreas en ese país.
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