La gastronomía chilena, que conjuga la tradición indígena con productos de nuestro territorio y aportes europeos, no goza del mismo reconocimiento mundial que sí tiene, por ejemplo, la cocina mexicana, peruana, china y japonesa, por nombrar sólo algunas de las más influyentes de estos últimos años.

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Nuestro país tiene actualmente la gran oportunidad de lograr avanzar a que su cocina sea conocida

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Para entender este fenómeno, hay que reconocer que la “fama” conseguida por los platos de los mencionados países no es por azar o por moda. Detrás de ello hay un trabajo mancomunado de muchos estamentos, que abarca desde Estados, a profesionales, instituciones de educación y empresarios, quienes consiguieron ubicar a estas reconocidas cocinas en un lugar hoy difícil de igualar. Tampoco es instantáneo: el tiempo y la perseverancia han ayudado en esta tarea.

Nuestro país tiene actualmente la gran oportunidad de lograr avanzar a que su cocina sea conocida. Contamos con la tecnología, la riqueza de productos, el capital humano y, en especial, la conectividad con el resto del mundo, que haría más fácil esta tarea.

Si bien nuestra cocina es un mestizaje de muchas influencias, debemos rescatar su carácter único, y variado según la geografía de nuestro país, donde los productos y las técnicas son tan variados como su clima y su gente.

Es ese el valor que debemos preservar y exportar, y son las nuevas generaciones las responsables de tomar este compromiso de llevar el nombre de nuestra cocina por el mundo. Y son, por sobre todo, los profesionales jóvenes de esta industria los llamados a organizarse, dejando atrás los egos y prejuicios, y atreverse mostrar con orgullo los platos que componen nuestra historia, en vista de un bien común, como es poner en valor nuestra hermosa y rica cocina chilena.

Sady Ugarte, director de Carreras Área Hotelería, Turismo y Gastronomía, INACAP Concepción – Talcahuano

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