Por Camila Santa Maria, Supervisora de campos clínicos Santo Tomas Concepción.
Recientemente se dio a conocer un caso en el que se acusa a un funcionario de salud por la reutilización de agujas en vacunación en la capital de nuestro país, y aunque las acusaciones son de gran preocupación, como profesionales del área es importante recordar la importancia que tiene el cumplir con todos los protocolos y procedimientos que regula la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud frente en la administración de medicamentos o vacunas.
La normativa establece que, si no se hace uso adecuado de los insumos será difícil evitar o en su defecto disminuir la transmisión de enfermedades como el VIH, la Hepatitis B y C (VHB Y VHC), la cual puede afectar gravemente la salud de las personas cuando no se toman las previsiones correspondientes.
Estas normas de prevención incluyen, por ejemplo, usar jeringas y/o agujas por única vez y eliminar sin reutilizar, el no re-encapsulado de las agujas utilizadas, desechar el material utilizado (agujas, ampollas, etc.) en recipientes especialmente diseñados para objetos corto punzantes, etc.
Pero, lo principal en la prevención es conocer y respetar la normativa, los protocolos vigentes difundidos por las autoridades sanitarias y ser responsables con el uso, manejo y desecho de los artículos utilizados.
Igualmente debe ser evaluado el manejo de los residuos utilizados durante la administración y dilucidar si efectivamente hubo reutilización de los materiales estériles en el procedimiento, este punto en particular es de mucha gravedad, pues de comprobarse, existe el riesgo de convertirse en portador de una enfermedad contagiosa.
En cada caso el riesgo de transmisión asciende a VIH 0.3%, VHC 3% y VHB 30%, por consiguiente, es fundamental la vigilancia epidemiológica.
Así mismo, se debe aclarar que el uso de los elementos de protección personal como guantes, mascarilla o delantal, están directamente en beneficio tanto del personal de salud como del paciente; ya que generan una barrera protectora hacia los fluidos y secreciones de las personas que son atendidas por el personal de salud.
De allí nace la importancia de conocer los protocolos y procedimientos, que, si bien nos ayudan a prevenir mal entendidos, actos negligentes o malintencionados, deben ser conocidos por la población para evitar cualquier tipo de riesgo.
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