En el Día de las Naciones Unidas Cepal insta a abordar “la desigualdad en el ingreso y en la distribución de la riqueza”

En el marco del Día de las Naciones Unidas, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL envió un mensaje en el que reafirmó la importancia del multilateralismo para avanzar hacia el desarrollo sostenible.

La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, instó hoy a redoblar esfuerzos para construir propuestas basadas en evidencia que permitan superar el lastre de la desigualdad que golpea a los pueblos de la región y que amenaza el cumplimiento de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

En un mensaje a los funcionarios de la CEPAL, en el marco de la conmemoración del 74 aniversario de la fundación de las Naciones Unidas, la máxima representante de la comisión regional recordó que América Latina y el Caribe no es la región más pobre, pero si la más desigual del orbe.

Reafirmó asimismo que un multilateralismo eficaz que reconozca la igualdad, la inclusión y la sostenibilidad como dimensiones constitutivas fundamentales, es clave para el cumplimiento de la Agenda 2030, la hoja de ruta civilizatoria que pone a la igualdad en el centro del desarrollo sostenible y que es el compromiso autoimpuesto de los 193 países que así lo acordaron.

Mensaje de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en la conmemoración del Día de las Naciones Unidas

Conmemoramos hoy el 74 aniversario desde la fundación de las Naciones Unidas, el esfuerzo multilateral más articulado que el mundo haya realizado, tras el horror de dos guerras mundiales, en la búsqueda de la resolución pacífica de conflictos, del desarrollo y el bienestar para nuestros pueblos.

Saludamos este nuevo aniversario con la convicción de que un multilateralismo eficaz que reconozca la igualdad, la inclusión y la sostenibilidad como dimensiones constitutivas fundamentales, es clave para el cumplimiento de la Agenda 2030, la hoja de ruta civilizatoria que pone a la igualdad en el centro del desarrollo sostenible y que es el compromiso autoimpuesto de los 193 países que así lo acordaron.

En momentos como los que vivimos en nuestra región, tanto las Naciones Unidas como la CEPAL han de redoblar sus esfuerzos para construir propuestas basadas en evidencia que permitan superar el lastre de la desigualdad. Como lo hemos reafirmado durante la última década, América Latina y el Caribe no es la región más pobre, pero si la más desigual del orbe.

Erradicar la cultura del privilegio que caracteriza a América Latina y el Caribe requiere abordar la desigualdad en el ingreso y en la distribución de la riqueza, así como la evasión fiscal, que representa 340.000 millones de dólares al año en la región (6,7% de su PIB).

Además, 1 de cada 5 personas vive en tugurios y el 48,4% de los empleos de las personas que trabajan en las ciudades son informales, por lo que carecen de algún tipo de seguridad social.

En América Latina, las mujeres tienen menos posibilidades de participar en el mercado laboral debido a la alta carga de trabajo doméstico no remunerado. Su tasa de actividad es 24,2 puntos porcentuales inferior a la de los hombres. Las brechas en capacidades humanas menoscaban el desarrollo pleno de las personas y son ineficientes: 40% de los jóvenes de 20 a 24 años no concluyeron la secundaria y persisten las desigualdades étnicas.

Duele y preocupa que, tras años de tendencias a la baja con políticas progresivas sociales y laborales, en la región hay aún 184 millones de personas viviendo en la pobreza, de las cuales 62 millones viven en la extrema pobreza.

No dejar a nadie atrás significa centrar la atención en las diferencias entre los diferentes grupos de población y zonas de residencia: la pobreza es 20 puntos porcentuales más alta en las zonas rurales, mientras que la tasa de pobreza entre los niños y adolescentes hasta los 14 años es 19 puntos porcentuales más alta que entre los 35 y los 44 años.

Lo hemos dicho y lo repetimos: la desigualdad es ineficiente, se reproduce y permea el sistema productivo. Por el contrario, la igualdad no es solo un principio ético ineludible sino también una variable explicativa de la eficiencia del sistema económico a largo plazo.

Hoy la realidad que nos muestran estas cifras estalla en malestar en nuestra región y nos demanda a escuchar sus voces y a construir propuestas que entreguen satisfacción a los pueblos de América Latina y el Caribe que hoy exigen que el desarrollo de nuestros países los incluya a todas y todos, que se base en sus derechos y que reconozca igual dignidad a cada una y cada uno.

Vemos con preocupación el cumplimiento de la Agenda 2030 y sus 17 objetivos que componen la agenda multilateral más transformadora acordada por la Asamblea General de ONU en estos 74 años.

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