Colectivo valdiviano propone “incorporación de una economía ecológica-regenerativa” invitando a firmar carta de apoyo a iniciativa

El Colectivo Constitución Ecosocial para Chile, formado en Valdivia a raíz de la crisis social, invita a firmar “Carta ciudadana”, que reproducimos a continuación, la que tiene como propósito “impactar en el debate nacional de una nueva constitución desde una perspectiva ecosocial”.

El colectivo señala que este lunes 11 de noviembre la carta contaba con 180 personas firmantes, de las cuales 148 residen en Chile, entre Calama y Punta Arenas, y 32 en el extranjero.

Hacia una constitución viable: la urgente incorporación de una economía ecológica-regenerativa

Ante las manifestaciones sociales en Chile invitamos a recordar que: los ríos no protestan, se secan; las especies no marchan, se extinguen; los bosques no gritan, se queman; la lluvia no salta, desaparece; el mar no hace pancartas, sube su nivel; los glaciares no hacen asambleas, se derriten; el planeta no hace barricadas, se calienta y las personas en zonas de sacrificio enferman, mueren o son suicidadas. Y esto nos conduce rápida y peligrosamente a la potencial extinción humana y de muchas otras formas de vida.

Estamos viviendo en Chile el despertar ciudadano resultado de injusticias acumuladas por 30 o 500 años y reflejadas en profundas diferencias de oportunidades según nivel socioeconómico en salud, educación, jubilación, transporte, empleabilidad, vivienda y en comunidades y territorios asolados por la desertificación, el monocultivo y el envenenamiento de sus tierras, aguas y aire.

Rechazamos los modos violentos de actuar que se han hecho presentes desde individuos, grupos minoritarios, pero por sobre todo, por su rol y poder, los protagonizados por el Gobierno. Sin embargo, sin olvido sino con esperanza activa, sobreponemos el celebrar y proyectar este despertar que posiciona la agenda social en reacción a una crisis que el Estado chileno, cómplice y aval, fracasó en atender y el mundo privado eligió ignorar.

Mientras paralelamente, este año está señalado como clave para enfrentar la emergencia climática, tema que hasta hace muy pocos días marcaba la agenda gracias al movimiento Fridays For Future y la realización de la COP25 en nuestro país.

Independiente del traslado de este evento a España, nos parece prioritario relevar que ambas agendas deben converger en una sola, primero porque tienen un origen común en un modelo económico que protege el beneficio privado, individual y cortoplacista por sobre el bien público, comunitario y con responsabilidad intergeneracional y segundo, en cuanto a los efectos, porque cualquier crisis social será peor en un mundo más caliente, con un clima más inestable, con un aumento de las migraciones climáticas y con la producción de alimentos y  acceso al agua potable en riesgo.

Además, estos impactos caerán principalmente sobre las poblaciones más vulnerables y con menor capacidad de adaptación, las mismas que hoy sufren más con mayor crudeza las desigualdades sociales de nuestro país.

Es por lo tanto urgente evitar que la ciudadanía juzgue la emergencia climática como una prioridad secundaria, que el Gobierno justifique en la agenda social una activación por cualquier medio de su economía sin transformarla en sus fundamentos y que el empresariado extractivista saque cuentas alegres de esta situación.

El debate en esta crisis no puede ser reducido a una dimensión economicista, centrada en reivindicaciones del nivel de ingresos o de seguridad social y en cómo financiarlas. Es cierto que en salarios y en las condiciones monetarias se manifiesta la inequidad de nuestro triste sistema económico.

Pero también es cierto que todo sistema económico y social depende de la salud de los ecosistemas para la obtención de materias primasy de otros servicios ambientales que regeneran los recursos naturales básicos para nuestra subsistencia, como el aire, el agua, la tierra y la estabilidad climática.

Nuestro actual sistema está en crisis, pues se basa en el supuesto absurdo de que es factible el crecimiento económico sostenido en un sistema finito mediante la depredación y explotación de la naturaleza y las personas, perspectiva que se camufla en un capitalismo verde hábil para acomodarse en un cuidado del medio ambiente en la medida de lo posible.

Esto sólo genera una riqueza meramente monetaria que se concentra en una reducida elite –nacional y extranjera- controladora del país. La acumulación de capital financiero de esta elite, base y corazón del sistema actual, no valora la equidad, la solidaridad y el cuidado por lo comunitario, tanto para con nuestra especie como para con las demás formas de vida.

Sin embargo, ya contamos con evidencia de que los impactos del actual modelo neoliberal amenazan seriamente cualquier idea de desarrollo real y perpetuo, pues ninguna economía humana es posible al margen de la salud de la naturaleza.

Estamos como estamos porque somos como somos y con ello reconocemos, ya sea por acción u omisión, que también tenemos responsabilidad en el cambio climático y las injusticias sociales.

Hemos sido modeladas y modelados por un diseño de sociedad instalado por una dictadura cívico-militar y continuado por los gobiernos democráticos sobre la base de una Constitución ilegítima instaurada hace casi 40 años que impide los cambios fundamentales que necesitamos como sociedad, como familia y como individuos.

Adherimos a la necesidad de un nuevo ordenamiento jurídico nacional, concretado en una Nueva Constitución levantada desde una Asamblea Constituyente, que contemple seriamente el contexto de emergencia climática y sus relaciones con la crisis social.

Por lo mismo el presente debate respecto a un nuevo modelo de desarrollo, debe concebir una economía ecológica y regenerativa que abrace la ética del buen vivir, entendiendo el mundo desde su sustento en sistemas vivos constitutivos de derecho y por tanto, que responda conjunta y sinérgicamente a la degradación del tejido democrático y de los ecosistemas nacionales.

Quienes firmamos esta carta, volvemos a manifestar con urgencia y pertinencia renovadas por el momento país que atravesamos, que un porvenir viable sólo puede lograrse reintegrando a la sociedad con la naturaleza, definiendo para ello nuevos significados de desarrollo, progreso y felicidad desde una concepción cualitativa, comunitaria, valórica, creativa y espiritual de la vida en todas sus manifestaciones.

Si deseas firmar esta Carta Ciudadana, ingresa a www.chile-constitucion-ecosocial.cl

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