Mural en ruta que une Concepción con Penco cuenta la historia de la Villa San Francisco

Un mural con rostros coloridos y de gran tamaño ilumina el ingreso a Concepción por la ruta 150.

Una intervención cultural que da vida a las calles de Villa San Francisco en Concepción cuenta la historia de uno de los rincones más antiguos de la ciudad. Obra de grupo de niñas y niños del sector, bajo la guía de Ernesto Pititore, reconocido muralista, a cargo del proceso creativo, el mural, de 35 x por 2 metros, se encuentra junto a la pista que conecta Penco con Concepción, entregando identidad a la Villa San Francisco, que nació a orillas del rio Andalién, mostrando a mujeres y hombres construyendo sus casas y cultivando la tierra junto al puente.

El mural incluye imágenes del río y la sirena, que, según cuenta la leyenda, habita el lugar, rescatando parte de su mitología para las futuras generaciones. “El rescate de la cultura y la historia es la base del trabajo que hacemos con el Quiero mi Barrio, considerando que para la Región del Biobío el conocimiento de nuestras raíces es importante en el proceso de apropiación de los espacios públicos”, explicó Claudia Toledo, seremi de Vivienda y Urbanismo de la VIII Región.

“Sin un arraigo concreto es difícil crear un vínculo de pertenencia a un barrio y, por tanto, son bajos los índices que propicien un adecuado cuidado de las obras urbanas que luego levantamos con este programa, por lo que para nuestro Ministerio es relevante trabajar esta temática con las vecinas y vecinos y las niñas y niños”, destacó la seremi. Al respecto, Hanz Valenzuela, de 13 años, valoró la actividad: “Nos divertimos mucho. Creo que el mural quedó bonito y los dibujos quedaron muy buenos”.

Álvaro Ortiz, alcalde de Concepción señaló que esta obra, “desarrollada en conjunto con los vecinos, niños y niñas principalmente, embellece este emblemático sector, que es uno de los primeros que se ven al ingresar a nuestra ciudad”.

Respecto de la construcción comunitaria de la obra, Ernesto Pititore señala que, “se logró un trabajo homogéneo, importante para el proceso de construcción, desde el diseño del boceto en papel, pasando por la preparación del muro, para luego llevar la idea al trazado y pintar”.

“Me gusta estar en contacto con la gente, ver cómo lo que se proyecta y conversa en el taller se lleva a cabo en el muro. Lo que se va armando y concretando es interesante y queda de regalo para la comunidad. Yo a los murales los veo como un regalo”, concluye el muralista.

La importancia del relato visual del mural implica su aporte al patrimonio inmaterial, a través de los mitos y el esfuerzo de los pobladores, colorido recibimiento a los visitantes que nos recuerda que Concepción es una ciudad de tradición muralista.

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