En Valdivia crean Grupo de Respuesta Intersectorial para enfrentar COVID-19

Iniciativa público-privada promueve la coordinación de esfuerzos para generar soluciones frente al combate del coronavirus en la Región de Los Ríos.

Con la importante participación de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la UACh se ha generado el RIC-19, grupo de Respuesta Intersectorial frente al COVID-19 (acrónimo del inglés coronavirus disease 2019) que reúne a representantes de empresas, instituciones públicas, centros de salud e instituciones de educación superior de Los Ríos.

Identificar las principales necesidades en el área de la Salud de la Región de Los Ríos, apoyar en la logística y entregar soluciones para el combate del COVID-19 de manera transversal, son los principales objetivos del grupo Respuesta Intersectorial COVID-19 (RIC-19), iniciativa que surge desde la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad Austral de Chile en conjunto con representantes de empresas, instituciones públicas, centros de salud e instituciones de educación superior de la región.

La instancia virtual, que ya tuvo sus dos primeras reuniones vía ZOOM la semana recién pasada, busca coordinar esfuerzos y acelerar la gestión de soluciones en la producción de insumos que van en directa ayuda de los profesionales que se encuentran en la “primera línea” de las instituciones de Salud de Los Ríos.

La idea surgió tras el trabajo en conjunto que hace años viene desarrollando el Hospital Base de Valdivia y académicos de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la UACh (FCI), en temas relacionados con bioingeniería a través de los proyectos GEMINi e INGOMED, y que hoy tiene su cara más visible por medio del aporte que realiza el Laboratorio de Innovación Tecnológica Leufülab dependiente de la FCI, quienes se encuentran desarrollando protectores faciales, tórulas, complementos para manillas y el respirador manual tipo Ambu.

El Dr. Jorge Maturana, Coordinador de Vinculación con el Medio de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería, Director del proyecto GEMINi y promotor del RIC-19, sostuvo que actualmente “el Gobierno, así como algunas empresas grandes, están liberando recursos y hay que hacer llegar los fondos lo antes posible a quienes más lo necesiten.

Es un desafío no menor, porque muchas personas están trabajando en paralelo y es necesario identificar qué iniciativa tendrá un aporte sistémico más potente con la incertidumbre que esto tiene. ¿Los usamos para comprar mascarillas, para construir ventiladores o para hacer una campaña de prevención? La decisión no es fácil y debe tomarse rápidamente, por lo que hay que tener una perspectiva amplia para hacerlo”.

Según explicó el académico, luego de las primeras sesiones se identificaron las principales necesidades por parte del personal de Salud, entre las que se encuentran equipamientos como guantes, mascarillas, trajes, protectores faciales, material de laboratorio y elementos de desinfección, los que dependen directamente de la disponibilidad de recursos, el stock existente a nivel nacional y la logística de sus traslados lo que a la fecha ha sido insuficiente.

“Necesitamos poder diseñar nuevos productos alternativos, poder aumentar la producción a escala masiva, asegurar la logística de transporte de suministros y de los productos terminados y coordinar la entrega a los centros de salud. Hay que establecer una cadena de abastecimiento completa con lo que existe, conectando a algunas instituciones que antes no conversaban, todo esto contra el tiempo. Si cualquiera de estas cosas falla, todo se detiene, así que no se trata solo de generar soluciones tecnológicas, sino que la coordinación debe ser tan amplia como sea necesaria”, afirmó.

DESAFÍOS

Dentro de los principales desafíos que se plantea el RIC-19, y luego de conocer la realidad que se vive en la región y el país, el Dr. Maturana señaló que “hay algunos productos que son prioritarios, entre ellos las mascarillas y tórulas, donde hay carencia a nivel mundial y se están acabando. Otro gran desafío es escalar la producción. Laboratorios como el LeufüLab no están acostumbrados a producir a gran escala, por lo que se necesita que otras empresas, universidades o público general colabore”.

Del mismo modo, precisa, se debe tener en cuenta “la reutilización de elementos de protección personal de funcionarios médicos, normalmente desechables, pensando en un escenario de ruptura de stock”.

“Hay que validar formas de hacerlo que sean seguras, y generar los protocolos para hacerlo. Hay que ver si es posible esterilizarlos para proteger a nuestra primera línea, que están dando la pelea en los hospitales”.

“Finalmente, se debe considerar un sistema de vigilancia que incluya un análisis económico, de alta sensibilidad y frecuente para el personal médico. Si una persona se contagió, es necesario identificarla lo antes posible, para evitar que contagie al resto, en particular en centros de salud”.

“Para esto, es importante contar con la infraestructura para recibir a una gran cantidad de pacientes y fortalecer la concientización de la población”, concluyó.

Luego de las primeras reuniones, el relevo del seguimiento de los grupos de trabajo originados lo está tomando la Corporación de Desarrollo Productivo de Valdivia (CODEPROVAL), teniendo como principales actores involucrados a la FCI UACh, el Hospital Base de Valdivia, otros laboratorios y centros de investigación de la Universidad Austral de Chile como el Laboratorio de Diagnóstico Hantavirus, la Unidad de Microscopía Electrónica, el Grupo de Epidemiología y Virología de las Facultades de Ciencias Veterinaria y Ciencias, el Centro Cisne y Austral-Omics, así como la Intendencia de la Región de Los Ríos, la Municipalidad de Valdivia, las Seremías de Salud y Ciencias de la región, y varias empresas.

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