Chile aún puede hacer un esfuerzo extra por el cambio climático. Por Rodrigo Catalán, director de Conservación WWF Chile

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Es necesario crear un órgano independiente conformado por la sociedad civil, con atribuciones vinculantes, que actúe como veedor de los procesos que implementa Chile en materia de cambio climático.

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©WWF Chile
©WWF Chile

A pesar de su papel activo y la posición progresista que mostró Chile durante las negociaciones previas a la pasada COP21 en Francia, el país arribó a la Cumbre del Clima de Marruecos con una tarea pendiente: la ratificación del Acuerdo de París por parte de su Congreso Nacional.

Esperamos que este retraso no constituya una señal de que el cambio climático está quedando fuera de las prioridades de los tomadores de decisión. Los desafíos que debe enfrentar Chile, en el camino que se ha trazado para reducir sus emisiones de CO2, requiere de una fuerte convicción y un compromiso transversal. Pero adicionalmente, como WWF esperamos que una vez terminada la COP22 el país no solo renueve sus votos contra el cambio climático, sino que también aumente su ambición y sus esfuerzos para aportar en forma más decisiva a que el calentamiento global no sobrepase los dos grados a fines de siglo, respecto a 1890.

Las contribuciones nacionales (NDC) ofrecidas por Chile en el Acuerdo de París, si bien son importantes, abren la puerta a nuevas oportunidades para darle un respiro al planeta. En concreto, éstas consisten en reducir 30% las emisiones de CO2 por unidad de PIB al 2030 en relación a 2007, y un 45% en caso de contar con apoyo internacional. Asimismo, la NDC nacional considera la forestación de 100 mil hectáreas y el manejo sustentable y la recuperación de 100 mil hectáreas de bosque para capturar gases de efecto invernadero, así como la implementación de planes de adaptación al cambio climático.

Un desafío que hemos puesto en la mesa como WWF es que la forestación comprometida sea realizada en su totalidad con especies nativas y que, en concreto, se implemente como restauración ecológica de bosque nativo en sitios de valor para la biodiversidad y la producción de servicios ecosistémicos. Así, no solo estaremos contribuyendo a frenar el cambio climático, sino también a recuperar biodiversidad, agua y paisaje, generando beneficios globales pero también para las comunidades locales. Para el financiamiento de este compromiso existen grandes oportunidades de fondos internacionales tales como el Fondo Verde del Clima de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

Otro ámbito que no se puede obviar es el de la energía, sector que históricamente ha sido el principal emisor de CO2, debido al carbón y el diésel. Aquí WWF propone una meta de descarbonización de la matriz energética para llegar a un 100 % de energías renovables en Chile y el mundo al 2050, lo que aparece completamente factible en el escenario actual. Sin embargo, este desarrollo de energías renovables debe efectuarse con participación social temprana de los territorios y minimizando los impactos ambientales sobre la base de un ordenamiento territorial y un buen funcionamiento de nuestra institucionalidad ambiental.

En ambos procesos -la transición a una matriz energética cero carbón y la restauración de bosques- WWF insta al gobierno de Chile a seguir los lineamientos internacionales de participación de la sociedad civil, tanto en la consulta como en la implementación. Las comunidades, universidades, ONGs y empresas tienen mucho que aportar y están disponibles para compartir con el gobierno estos grandes retos. Este es un desafío país y el Estado no puede asumirlo solo. En específico, es necesario crear un órgano independiente conformado por la sociedad civil, con atribuciones vinculantes, que actúe como veedor de los procesos que implementa Chile en materia de cambio climático.

Mediante esta colaboración entre el gobierno, la cooperación internacional, la sociedad civil y el sector privado es perfectamente viable aumentar la ambición de las metas comprometidas en la contribución de nuestro país y responder así al llamado de la comunidad internacional.

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