Tengo un compañero con Síndrome de Down, ¿cómo debo tratarlo?

Para comenzar definiremos que es el tan conocido síndrome de Down, y digo conocido porque  en la sociedad se maneja mucho  el término de manera despectiva  sin saber en realidad de que se trata.

El síndrome de Down es una Alteración congénita ligada a la triplicación total o parcial del cromosoma 21, que origina retraso mental (grado leve, moderado, severo o profundo) y de crecimiento y produce determinadas anomalías físicas, algunas características es que la cabeza suele ser más pequeña de lo habitual, con  orejas aladas y boca y cavidad bucal pequeña, la nariz achatada  debido a que su tabique nasal es más ancho y ojos inclinados hacia arriba, con posibles manchas blancas alrededor. Las manos y los dedos también son más cortos de lo habitual, y el tono muscular del cuerpo en general es mucho menor que el de una persona sin esta condición.

No podemos dejar de mencionar las  alteraciones sistémicas que pueden padecer, como malformaciones congénitas del corazón, demencia, cataratas en los ojos, obstrucciones gastrointestinales, problemas auditivos, problemas de estreñimiento, apnea del sueño o hipotiroidismo. Debido a estas fallas sistémicas  suelen presentar más problemas oculares que quienes no tienen esta alteración genética. Además, del 60% al 80% tienen un déficit auditivo y del 40% al 45% padecen alguna enfermedad cardíaca congénita. Otro motivo de preocupación se relaciona con factores nutricionales.

Ahora pensemos, ya conociendo a simples vista el síndrome de Down desde la teoría, ¿Son personas “raras” de quien debamos arrancar o no dejar que nuestros hijos compartan con ellos.

En muchas instituciones educacionales están cambiando su enfoque hacia la inclusión de personas en situación de discapacidad, situación que es un gran paso para la comunidad educativa, pero cuantos de nuestros colegios realmente están trabajando en inclusión, me refiero a que  si están invirtiendo tiempo en educar a la comunidad educativa  (padres y alumnos) acerca de los distintos síndromes o trastornos que los niños padecen. Menciono esto porque todavía existen estigmas acerca de los niños con síndrome de Down, por ejemplo que no van a aprender porque son “tontitos”, cuidado cuando son adolescentes porque son sexualizados, algunos los categorizan como angelitos y otros como niños violentos y agresivos, y debido a esto es que cuando llega el momento de ser incluidos en la educación regular  los demás niños los molesten, los agredan  o simplemente los excluyan.

Es importante como sociedad que aprendamos que” estos niños” son personas igual que nosotros, y que si les damos la oportunidad y los tratamos como un niño neurtípico, pueden  alcanzar una infancia y una inclusión escolar favorecedora. Por eso es necesario que enseñemos a la comunidad educativa a abordar el concepto de inclusión desde una educación social donde se enseñe que los niños con diversidad funcional no son menos que el resto de sus compañeros ,al contrario son personas sociales que pueden desempeñar un rol de estudiante, amigo, compañero  y miembro de familia de una manera eficiente, así estaríamos evitando la vulneración  en sus derechos, también que desde el área académica puedan ser incluidos en el deporte, en la educación musical, en las actividades de ocio y tiempo libre y así no sean excluidos de sus compañeros sino más bien todos aprendan a respetarse desde las diferencias derribando así el estigma social  y el fracaso escolar.

Paulina Andrades Riveros, Universidad Santo Tomás

Terapeuta Ocupacional de Instituto Down, Concepción – Supervisora de campo clínico del área Infanto Juvenil.

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