Fundación dicta curso sobre el uso de cannabis a profesionales de la salud: “Es un imperativo ético difundir sus beneficios terapéuticos”

El consumo de cannabis en Chile es una realidad que los profesionales de la salud deben enfrentar día a día. El cuestionamiento sobre su uso surgió desde los usuarios de la salud pública, señalan desde la Fundación Ciencias para la Cannabis. 

Respondiendo a esta inquietud social, la organización ofreció el curso “Introducción al uso de cannabis con fines terapéuticos”, dirigido a profesionales y estudiantes de último año de carreras del área de Salud, actividad realizada los días 28 y 29 de septiembre en el centro de eventos Casa Betania de Concepción.

“El curso tuvo como objetivo desarrollar criterios basados en evidencia científica sobre un análisis costo-beneficio para el uso terapéutico de la cannabis”, detalla Ximena Steinberg, directora ejecutiva de Fundación Ciencias para la Cannabis, perito bioquímico de la Defensoría Penal Pública (DPP) para la elaboración de informes de comprensión integral en causas relacionadas con la Ley 20.000 de drogas.

Esta iniciativa, indica, “surge desde la necesidad de empoderar a los profesionales de la salud con información verificada, científica, que proviene directamente de la academia, porque hoy se encuentran en una situación en la que los usuarios llegan, ya consumiendo cannabis, a preguntarles sobre ajuste de dosis y combinación con otros fármacos”.

En este escenario, “el profesional de la salud necesita tener herramientas para poder contestar estas preguntas, no desde creencias personales, basadas en el oscurantismo en que se ha sumido esta temática durante años, sino desde la ciencia”, por lo que resulta “un imperativo ético difundir sus beneficios de manera pública”.

Francisco Silva, director del área de Salud de la Fundación Ciencias para la Cannabis, médico cirujano certificado en uso medicinal de cannabis por The Medical Cannabis Institute (TMCI) y la American Academy of Family Physicians (AAFP), precisa que como Fundación difunden “la evidencia científica que respalda el uso de la cannabis sativa como una alternativa terapéutica”.

“Diversas investigaciones desde 1930 confirman sus beneficios en salud”, detalla, agregando que “La percepción de los médicos sobre su uso en tratamientos no ha avanzado con la misma velocidad con la que lo ha hecho el conocimiento científico”.

En este sentido, concluye el médico cirujano, “ofrecemos actualizaciones periódicas sobre los distintos ámbitos en que se usa la cannabis, para que los colegas puedan prescribir informados”.

Usos terapéuticos de la cannabis sativa desde una perspectiva científica

Esta es la primera capacitación formal que realiza la Fundación desde sus inicios, el año 2015, señala Ximena Steinberg: “Es la primera vez que hacemos un curso de forma autónoma y nos hace sentir muy orgullosos, porque no ha sido un camino fácil. Hasta ahora lo que hemos hecho ha sido abierto a la comunidad y gratuito, por lo que esta experiencia nos hace pensar que el interés por estos temas desde el área de los profesionales de la salud es serio”.

El programa desarrollado durante el curso abordó el marco regulatorio de la cannabis sativa en Chile y su aplicación en ámbitos de salud mental y clínico, incluyendo dolor, inflamación y autoinmunidad, cáncer, enfermedades crónicas y trastornos neurológicos; bioquímica y farmacología de cannabinoides; fisiología y fisiopatología del sistema eCB y mecanismos moleculares que explican su potencial terapéutico e impacto de su uso a escala de salud pública en Chile y el extranjero.

Fernando Sepúlveda, director científico de la Fundación Ciencias para la Cannabis, bioquímico y doctor en Biología Celular y Molecular, enfatiza que “Cuando estamos enfermos, el sistema se altera, favoreciendo el estadio de disfunción”. La cannabis “actúa sobre el sistema endocannabinoide -grupo de proteínas y receptores del organismo- modificándolos y abriendo diversas posibilidades para su utilización terepéutica”, sostiene. 

Sepúlveda, integrante del Programa Interdisciplinario de Drogas de la Universidad de Concepción y del Comité de Bioética de la casa de estudios superiores, comenta que el cuestionamiento sobre el uso de la cannabis “vino primero desde las personas, desde la sociedad”, “necesidad de información a la que como Fundación y como Universidad buscamos responder, ya que no hay profesionales de la salud capacitados para estas materias”.

“Si el médico sabe que la cannabis puede aliviar las dolencias del paciente, está en la obligación de informárselo”.

El director del área de Salud de la Fundación Ciencias para la Cannabis destaca que en la actualidad los médicos no recetan cannabis porque no se les enseña en la Universidad su uso terapéutico, “pero en la práctica, como médico uno busca información, encontrando evidencia que respalda su uso como paliativo del dolor, inflamación y autoinmunidad, incluso para algunos trastornos del ánimo”. A esto se suma su eficacia “en casos de cáncer, contra las náuseas y el dolor asociado y también como un potencial terapéutico eventualmente coadyuvante a tratamientos actuales”.

“Los médicos somos científicos que tienen una práctica clínica, por lo que no podemos permitir que nuestros propios prejuicios enlentezcan el conocimiento científico. Si la evidencia demuestra lo contrario a lo que creo, hay que validar ese conocimiento independiente de lo enraizado de mi prejuicio”, asevera.

En la actualidad, subraya Francisco Silva, “no hay ningún otro medicamento que alivie tantos síntomas de diversas enfermedades como la cannabis sativa lo hace”. “Puede aliviar la ansiedad, el dolor, el insomnio, síntomas que presentan pacientes con cáncer que pueden tener meses o semanas de vida”. En estas circunstancias, sostiene, “si el médico sabe que la cannabis puede aliviar las dolencias del paciente, está en la obligación de informárselo”.

¿Existe otra alternativa con la que pueda manejar esto?

Catalina Verdugo, integrante de la Fundación, médico general, resalta la autonomía del paciente “y el derecho de las personas a escoger el tratamiento que quieran”, “esto es válido para todas las situaciones clínicas que enfrentamos, siempre hay que tener en cuenta la preferencia del paciente, y como clínico, adaptarse a las necesidades de la persona y responder a estas”.

“Nos pasa a diario en la consulta clínica que las personas nos preguntan, “bueno, y ¿existe otra alternativa con la que yo pueda manejar esto? Muchas veces la respuesta de parte de los profesionales de la salud es que sí existen alternativas, pero no saben cómo manejarlas ni con quien derivar para tener la asesoría que corresponde. Por otra parte, otros profesionales les dicen que la cannabis no sirve para nada y que es un riesgo para la salud pública”.

Frente a esta desinformación, precisa, “como fundación tenemos la misión de desmitificar esto con base científica, mostrando evidencia, porque la canabis sativa funciona como una alternativa terapéutica, en situaciones puntuales donde hay deficiencia clínica del sistema endocanabinoide”, por lo tanto, agrega, “hoy es irresponsable de parte de los profesionales de la salud decir que no hay evidencia o que no funciona”.

“El derecho al autocultivo visibiliza a un sujeto de derecho”

“Si penalizamos el cultivo, hacemos que los pacientes asuman conductas más riesgosas cada vez, porque notan que la cannabis le causa alivio a sus dolencias y no van a esperar a que la ley cambie; por lo que en estos casos, el rol del médico es acompañarlos, ya que de cualquier manera van a consumir”, afirma Edgardo Mendoza, director del área de Reducción de Daños de la Fundación Ciencias para la Cannabis, psicólogo clínico comunitario.

“Cultivar cannabis es legal en Chile. La actual ley 20.000 lo permite siempre y cuando su consumo sea para “fines personales, exclusivos y próximos en el tiempo” ”, remarca. “El problema es que muchas veces desde el ámbito judicial pareciera que no consideran este aspecto de la ley”. En este sentido, añade, “el derecho al autocultivo visibiliza a un sujeto de derecho, a una persona que tiene la capacidad de decidir, permitiendo su autoabastecimiento”.

“Debemos reflexionar y actuar y repensar las leyes, porque por ejemplo, la ley Cultivo Seguro deja fuera al usuario recreativo, muchas veces víctima de violaciones sistemáticas de sus derechos básicos”. Debido a estas situaciones, concluye, los profesionales del área de la salud “tenemos que repensar las alternativas que ofrecemos hoy a los pacientes y preguntarnos si están funcionando”.

“En los próximos años se definirá cómo se regula el mercado de la cannabis en Chile”

Frente a la falta de certeza sobre las leyes y su interpretación, la Fundación aborda el marco regulatorio de la  cannabis sativa en el ámbito de la salud. Al respecto, el director del área de Reducción de Daños de la agrupación releva los artículos de ley que modificaron la actual regulación de estupefacientes y psicotrópicos en Chile, a cargo del Minsal, “que permiten utilizar y recetar el uso del cannabis en determinados casos clínicos”.

En Chile los profesionales de la salud ya pueden prescribir fármacos canábicos, como el Sativex, que es un extracto de planta con un valor de 230 mil pesos, que contiene tanto THC como CBD, y se comercializa sin ningún problema”.

En estas circunstancias, añade Edgardo Mendoza, “en los próximos años se definirá cómo se regula el mercado de la cannabis en Chile, ¿lo venderemos en las farmacias, en el supermercado?, ¿se regularán los clubes canábicos?” Esto implica considerar el mercado que existe en torno al producto y la sociedad que lo consume. En este contexto, el debate queda abierto.

Web: www.cienciascannabis.cl

Redes Sociales: Twitter: @cienciacannabis  – Instagram: cienciascannabis

493 lecturas

493 lecturas

leave a reply