Agenda y desafíos en la Salud Pública

No es secreta mi preocupación preferente por la salud. Y es que es ahí donde la tranquilidad y el bolsillo más sufren cuando hay problemas de cobertura, accesibilidad y costo ante una enfermedad que trastorna no solo a quien la sufre sino a todo su entorno.

Hemos trabajado con sectores, gremios y agrupaciones de pacientes para detectar falencias y plantear soluciones. Pero a la par de ser propositivos, nos hemos esforzado con especial celo en que se ejerzan los roles fiscalizadores, incluso recurriendo a la justicia cuando ha sido necesario, para cautelar que los recursos destinados a salud no se vayan a otros fines.

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Hemos iniciado conversaciones para hacer más ágil el sistema de inversión, pues necesitamos un ministerio descentralizado y facilitador.

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De las materias de autoría de quien escribe, algunas han tomado forma de proyectos o de discusión pública; varias fueron recogidas por el gobierno y se transformaron en leyes; otras fueron asimiladas directamente en el trabajo sectorial.

Entre los planteamientos transformados en decisión está ampliar la edad de la mujer para  tratamientos de fertilidad; reducir tiempos de resolución de licencias del Compin; el plan nacional de salud mental con énfasis en depresión; exclusividad de las carreras universitarias de salud; e incentivos a la especialidad geriátrica.

En otros estamos en pleno debate y sensibilización: codificación de la terapia ocupacional;  cobertura para dispositivos de tratamiento de Diabetes Infantil; hernia cervical, vasculitis, fibromialgia y  examen de endoscopia alta al Auge; y Síndrome Duchenne a la Ley Ricarte Soto.

Otras materias requieren una mirada más allá de la ley: donación de órganos incorporada en la educación formal; la Cuarta Edad con servicios preferenciales como la entrega de medicamentos a domicilio; y mejoras a la cobertura y cumplimiento de obligaciones de isapres.

Hace unos días tuvimos una conversación amena y franca con el ministro de salud, a quien le planteé nuevos temas: transformar la urgencia dental primaria en servicios permanentes y robustecidos. La experiencia de Valdivia cuando fui alcalde es un buen ejemplo de lo que se puede hacer bien, pero necesita pasar de un programa ocasional a una política permanente y debidamente financiada.

También junto a un grupo de profesionales y sectorialistas, le propusimos crear para Chile la especialidad en Medicina del Trabajo, donde tenemos enormes carencias. Y hemos iniciado conversaciones para hacer más ágil el sistema de inversión, pues necesitamos un ministerio descentralizado y facilitador. Son tareas que queremos concretar antes que termine el periodo.

Bernardo Berger Fett
Diputado de la República

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